Las reestructuraciones generan consecuencias negativas, tanto para quienes son despedidos como para quienes continúan en la organización, a quienes se les denomina “supervivientes”.
Las consecuencias, entre otras, son: Insomnio, pensamientos obsesivos, pérdida de apetito, astenia, indecisión, dificultad para la concentración, fatiga, irritabilidad, nerviosismo, disfunciones menstruales, cefaleas, problemas gástricos.
Este tipo de problemas pueden dar lugar a que el trabajador o trabajadora, con el objeto de disminuir la ansiedad, desarrolle comportamientos evitativos, tales como la dependencia a los ansiolíticos.
Una de las características del “downsizing” son las consecuencias que produce en el personal que se queda en la empresa después de un despido masivo, denominado como el “síndrome del superviviente”
Si estas padeciendo algo similar, no dudes en contactar con el Observatorio de Riesgos Psicosociales de UGT